1. El Hierro (Canarias)
Su ubicación en el Atlántico sur, su morfología de isla volcánica carente en la práctica de plataforma continental, la escasa población y el nulo aprovechamiento industrial de la isla, -que minimizan el vertido de residuos- hacen de esta isla canaria uno de los mejores destinos de buceo de Europa. Sus aguas tienen una claridad asombrosa, con visibilidad de hasta 50 metros y una temperatura media anual de 21º C. En ellas se mezclan las especies mediterráneas, las atlánticas y las tropicales. El lugar donde confluyen todas estas excelencias es la Reserva Marina del Mar de las Calmas, al sur de la isla, frente a la pequeña población pesquera de La Restinga. La erupción de un volcán submarino en la zona en 2012 alteró la tranquila vida de esta comunidad herreña e impidó el buceo durante meses. Más info: Buceo La Restinga.
2. Cabo de Palos (Murcia)
Los bajos del cabo de Palos son un rosario de cabezas de roca que ascienden desde unos 60 metros de profundidad hasta casi rozar la superficie con su cima. Forman uno de los ecosistemas de vida marina más generosos de la costa española, además de un inmenso cementerio de barcos que a lo largo de la historia han dejado su casco en estas traicioneras puntas de roca. Protegidos bajo la figura de Reserva Marina, los bajos de En medio, la Testa, Piles I y Piles II son refugio de casi todas las especies mediterráneas: meros enormes, brótolas, falsos abadejos, salpas, corvinas, pulpos, morenas, castañuelas, barracudas, tembladeras e incluso águilas de mar. Los tres bajos están dentro de la zona de protección de la reserva marina por lo que el buceo en ellos está regulado.
Más info: Atura Sub.
Más info: Atura Sub.
3. Islas Medas (Girona)
Si hay un lugar emblemático para el buceo en España es la Reserva Marina de las Islas Medas. A partir de una zona vedada a la pesca en 1983 en torno a estos siete islotes que
emergen frente a L’Estartit como una prolongación submarina de la sierra del Montgrí, se creó en 1990 una reserva marina que preservara la rica flora y fauna de sus bajos, representativa de la mejor biodiversidad mediterránea. Meros de gran tamaño, doradas, sargos, barracudas, brótolas, peces luna, llobarros, escórporas y un sinfín de grandes y pequeñas especies acompañan las inmersiones en esta Reserva Marina catalana. Una de las más conocidas es el túnel de La Vaca.
Más info: Dive Paradis.
Más info: Dive Paradis.
4. Cabo de Gata (Almería)
Bajo las aguas que bañan el Parque Natural del Cabo de Gata, a menudo sorprendentemente frías, se esconden algunos de los mejores fondos marinos de esta zona del Mediterráneo, con callejones o desfiladeros de piedra de origen volcánico que forman unos característicos pasillos. Entre las paredes de piedra aparecen bancos de arena y grandes colonias de posidonia. Una de las mejores inmersiones para expertos es la del vapor de Cabo de Gata, un barco hundido a 40 metros de profundidad en Punta Baja. Más fáciles son las inmersiones a la Piedra de los Amarillos (más conocida como Piedra de los Burros) y a la zona de la Amatista.
Más info: Isub San José.
Más info: Isub San José.
5. Islas Columbretes (Castellón)
A sólo 30 millas de la costa, casi enfrente de Castellón capital, emerge el archipiélago de las Columbretes, uno de los enclaves más curiosos y de mayor valor ecológico del Mediterráneo español. Está declarado parque natural y consta de cuatro grandes grupos de islas, islotes y peñascos. Sus fondos casi virginales son una prolongación de la morfología volcánica de superficie. Más de seis millas marinas de costa y profundidades de hasta 80 metros, con fondos muy variados, desde roca a bancos de arena, cañones y praderas de posidonia. Por el alto valor ecológico de la zona, el buceo está controlado y restringido en las Columbretes. Los centros que operan desde el litoral castellonense gestionan los permisos de inmersión. Más info: Barracuda Buceo.
6. La Herradura (Granada)
La bahía de La Herradura, entre Almuñécar y Nerja, es una generosa entrada de mar en mitad de la costa granadina. La bahía cuenta con varias zonas de buceo, localizadas principalmente en los dos cabos rocosos que la cierran: la Punta de la Mona y el Cerro Gordo. Se trata en su mayoría de inmersiones en pared sobre fondos rocosos, con multitud de bloques, salientes y cavidades. Gracias a su disposición es fácil encontrar siempre un punto donde sumergirse a resguardo de los vientos y el oleaje. Entre las inmersiones fáciles destacan las de la playa de La Marina, roquedos mezclados con arena en un fondo de 14 metros. Para buzos más experimentados se recomiendan las inmersiones de la Punta de la Mona, donde se pueden alcanzar más de 50 metros de agua. Más info: Buceo La Herradura.
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